lunes, 11 de mayo de 2015

Cómo pasa el tiempo

Hay que ver cómo pasa el tiempo. En un momento estás empezando un nuevo proyecto lleno de ilusión y miedo a la vez. Y al siguiente estás viendo la recta final ante tus ojos o pisando ya la línea de meta. Y te preguntas qué ha pasado en medio y ni tú mismo te sabes responder. Es como si Sabina te hubiera robado el mes de abril. O todos los abriles de los últimos años. Como esos besos que no se han dado y los te quiero que no se han pronunciado. Nadie sabe dónde van. Pero en esos años de amnesia anterógrada algo se ha ido fijando en tu mente, en tu piel, en tu alma. No está muy claro el qué, pero algo. Y no te queda más que dar las gracias a un Dios en el que no tienes claro si crees por el tiempo vivido y por lo que quiera que hayas aprendido por el camino. Aunque no te vaya a servir para nada. O sí. A veces aunque no te des cuenta de que aprendes, lo haces, Y te das cuenta en los momentos más insospechados. Y de nuevo das gracias.