Últimamente me ha dado por pensar cómo será tener en torno a los 30 años y tener un cáncer. No es que esté en plan dramática. Es que he visto varios casos por ahí y como yo estoy en ese tramo de edad me he intentado poner en el lugar de esas personas.
30 años y un cáncer de recto con metástasis. 34 años y un cáncer de colon operado 3 veces. 30 y pocos y un cáncer de mama avanzado. 31 años y un tumor hepático.
Durísimo tener que hacerse a la idea de ello. Durísimo para tu familia. Durísimo para tus amigos. Ya nadie está a salvo del cáncer. Da igual que seas joven o viejo, rico o pobre, famoso o desconocido. No importa que hagas vida sana, que vayas al gimnasio, que no comas carne, que no te drogues... Si te tiene que pillar, te pilla. Y lo hace, vaya si lo hace. Me cuesta hacerme a la idea de algo así. Vivir sabiendo que el final está cerca. Lo peor es que podría estar escribiendo ahora mismo y un tumor desarrollándose en alguna parte de mi cuerpo (vaya, no quería ponerme dramática).
La conclusión de esto vuelve a ser la misma que en otras ocasiones. Hay que aprovechar cada instante. Hacer lo que uno quiere en el momento, porque tal vez un día no puedas. En definitiva, vivir.