La odisea del viaje de vuelta

Lo prometido es deuda. dije que contaría cómo fue mi viaje de vuelta de Madrid y ahí va. Un poco tarde, la verdad, pero aceptáis barco ¿no? No es una gran historia, pero es mi historia y fue una odisea para mí.

Llego al aeropuerto después de equivocarme de metro y no seguir las indicaciones de Toño (me pasé la parada que me dijiste. Iba alelada…). Quedaban 55 min. para el embarque. Llego al mostrador y me dice que el vuelo esta lleno y me envía a otro mostrador con otra gente a la que se les había quedado la misma cara de desconcierto que yo. Allí nos cuentan que ha habido overbooking y que intentarán meternos en otro vuelo que suponía salir a las 17:40 y que iba a salir a las 22:15. Todos con cara de tontos en la cola esperando no sé qué bono que decían. Después de un rato de esperar nos dan a cada uno “bono de compensación”. ¿Qué coño será esto? Me pregunto yo. Cuando me llega el turno veo que el tío escribe en una casilla “200 euros”. No puede ser cierto… Pues lo era. Joder, ¡pero si el viaje me ha salido gratis! Nos suben al avión y nos ponen en primera clase. Nos dan bebida, comida caliente, toallitas húmedas. Estaba abrumada, de verdad. Es increíble pero ya no recordaba la época en la que nos ponían comida y bebida a todos, incluso a los de clase turista… La parte mala es que estaba rodeada de un grupo de rumanos, ucranianos o lo que fuera, que no paraban de hablar alto entre ellos. Yo iba en el lado que tiene 2 asientos. Una de ellas iba en la ventana y yo pasillo. Pues desde allí les gritaba a los demás. Qué cruz. Las azafatas, un poco hartas ya, acabaron tratándonos medio mal a todos. Eran antipáticas.  Bueno llegué por fin (curiosamente a la hora que tenía previsto llegar con el anterior vuelo) y cuando pretendo recoger mi maleta… ¡no está! ¡Sorpresa! No todo podía ser bueno… Me dicen que la maleta no ha venido en el avión, que está en Madrid. O sea, que directamente no la subieron al avión. ¡Hay que joderse! Y sólo la mía y la de otro chico. Justo a los que nos metieron los últimos en ese vuelo. Reclamamos y dicen que nos la llevan al día siguiente a casa. Al día siguiente, toda la mañana y tarde esperando por la maleta. Cuando ya había perdido la esperanza, a eso de las 8 de la tarde llegó mi maleta a casa de mis padres porque es la dirección que había dado por si la traían por la mañana. La voy a buscar, me la llevo a casa y cuando la voy a abrir… el cierre roto. ¡Me cago en Spanair! No vuelvo a volar con ellos…